Analizando a Sor Juana

Mirada taciturna, posee de realeza, sonrisa pintada por da Vinci y ojos que revelan un grave sufrir por la vida. Es nuetra Emiliy Dickinson del siglo colonial mexicano*.

De cabeza a media cintura es impreso su retrato o con cierta frecuencia colereando su tez de un tono verdoso que demacra sus facciones, que están delineadas de un plateado singular, con característica realzada tiene por ojos dos óvalos inexpresivos, negros de la puplia que le dan un semblante intelectual, la ropa se reduce a un hábito de monja, denotando una reconcialición entre el estado y el gobierno.

De noble apariencia se alza a diario para comprobar su veracidad, para mostrarla contra luz el reflejo de su pureza, y que ninguna linea de su poesía sea arrítmica, o sin sentido, su valor es constante y es marcado por el número de la celda de su prisón la cual la detiene y sólo la deidifica sin un sentido, porque su valor real sólo se encuentra en la libertad que ofrece la lectura de sus ideas.




*Señanaldno que es un simil de analogía no de comparación